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La falsa idea de que la fotografía es solo apretar un botón

La falsa idea de que la fotografía es solo apretar un botón

Más de una vez he escuchado decir: “Cualquiera puede ser fotógrafo, solo es apretar un botón”. Es una frase que, si bien parece inofensiva, minimiza por completo todo lo que realmente implica capturar una imagen de calidad.

De hecho, una de las veces que más claro lo tuve fue en un evento donde un invitado, con unas copas de más, se acercó y me dijo:

«Ustedes la tienen fácil, lo suyo es solo apretar un botoncito y nos roban la plata.»

Me lo tomé con humor, porque sé que muchas personas realmente creen esto. Así que en lugar de discutir, le pasé mi cámara y le dije: “Dale, probá a ver si te sale igual”.

Cuando vio todos los controles, las configuraciones y que la foto que tomó no se parecía en nada a lo que él esperaba, se rió y dijo: “Bueno, parece que algo de trabajo hay”.

Esa conversación resume perfectamente la idea errónea que muchas personas tienen sobre la fotografía profesional. Porque sí, cualquiera puede sacar una foto, pero no cualquiera puede capturar un momento con la calidad, la intención y la técnica adecuada para que esa imagen realmente cuente una historia.

Después de casi una década estudiando y trabajando en fotografía en Montevideo, puedo asegurarte que detrás de cada imagen bien lograda hay una serie de decisiones técnicas, creativas y de experiencia que hacen la diferencia entre una foto común y una que realmente transmite algo.

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La fotografía es técnica y arte: más allá del obturador

Para quienes no están familiarizados con la fotografía, puede parecer que solo se trata de apuntar y disparar. Pero cada imagen involucra una serie de elementos fundamentales:

  • Iluminación: Saber cómo manejar la luz natural o artificial cambia completamente el resultado. No es lo mismo fotografiar con luz de mediodía que al atardecer, o dentro de un salón con luces de colores.
  • Composición: Cada encuadre tiene que estar pensado para dirigir la atención y contar algo con la imagen.
  • Configuración de la cámara: Velocidad de obturación, apertura de diafragma, sensibilidad ISO… todo esto influye en cómo queda la foto y debe ajustarse en cada situación.

Lo interesante es que todos estos elementos no pueden pensarse demasiado en el momento. Un fotógrafo profesional ya los tiene interiorizados y toma estas decisiones en cuestión de segundos, para poder concentrarse en lo más importante: capturar el momento perfecto.

El rol del fotógrafo en eventos sociales

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En fotografía de eventos, como cumpleaños de quince o fiestas infantiles, la clave está en la anticipación. No es solo estar ahí y sacar fotos, sino prever los momentos clave antes de que ocurran.

Por ejemplo, en un cumpleaños de quince hay instantes que no se repiten: la entrada de la quinceañera, la emoción del brindis, la espontaneidad del vals… Cada uno de esos momentos tiene que ser capturado desde el mejor ángulo y con la mejor luz, sin interferir en la celebración.

Algo que me encanta es captar esas risas naturales que salen antes de la foto, cuando nadie está posando y todo fluye. Porque ahí es donde están los recuerdos más auténticos.

Fotografía en Montevideo: desafíos y particularidades

Montevideo tiene una luz muy particular. Quienes hemos trabajado fotografiando en la ciudad sabemos que la ubicación y el horario hacen una gran diferencia.

  • Fotografía en exteriores: La rambla, las plazas y los parques son escenarios increíbles, pero la luz del mediodía suele ser dura y poco favorecedora. Para sesiones en exteriores, la «hora dorada» (justo antes del atardecer) es el mejor momento.
  • Fotografía en interiores: Salones de fiestas, teatros o bares tienen iluminación artificial, que muchas veces cambia de color y puede afectar la calidad de la imagen. Aquí es donde el conocimiento técnico hace la diferencia.

Saber manejar estas condiciones y adaptarse a cada situación es lo que distingue a un fotógrafo profesional en Montevideo.

Coberturas en recitales y desfiles: capturar la esencia del momento

Fotografiar un recital de rock o un desfile de carnaval es totalmente distinto a un evento social. Aquí la velocidad es clave: el músico se mueve, las luces cambian constantemente y no hay margen para repetir una toma.

Me ha tocado trabajar en escenarios donde todo sucede en fracciones de segundo. Para capturar la energía de un show en vivo, hay que conocer el ritmo del evento, anticiparse a los movimientos del artista y ajustar la cámara en tiempo real.

Lo mismo sucede en los desfiles: los trajes, la expresión de los bailarines, la interacción con el público… Todo ocurre en movimiento y la fotografía debe transmitir esa esencia.

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Retratos: contar historias a través de una imagen

Hacer un retrato va mucho más allá de pedirle a alguien que sonría y mire a la cámara.

Cada persona tiene una historia y una personalidad, y el trabajo del fotógrafo es capturar eso en una imagen. Aquí la clave está en la dirección: saber cómo relajar a la persona, cómo jugar con la luz y cómo elegir el ángulo correcto para resaltar lo mejor de cada uno.

En una sesión de fotos, siempre busco generar un ambiente en el que la persona se sienta cómoda, porque cuando alguien está relajado, las expresiones se vuelven naturales y la foto cobra vida.

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En cada sesión de retratos, la dirección es clave para capturar expresiones naturales. Trabajo mediante el diálogo, guiando a la persona desde la distancia con gestos de mis manos o imitando las poses junto a ellos. Siempre priorizo que se sientan cómodos, evitando cualquier contacto físico directo. Si es necesario ajustar algo más preciso, pido ayuda al acompañante presente. De esta manera, consigo imágenes auténticas que reflejan la esencia de cada persona de forma espontánea y profesional.

La postproducción: cuando la foto realmente toma vida

Una buena foto no termina en el disparo. Después de la sesión, hay un proceso de selección y edición que es igual de importante.

La postproducción no consiste en «arreglar» fotos, sino en potenciarlas. Durante la toma, me enfoco en asegurar los aspectos técnicos, como la luz, el movimiento, el encuadre y la composición, para capturar la mejor base posible. Luego, en la edición, se resaltan esos elementos y se agrega mi estilo personal, ajustando colores, contraste y detalles, de manera que cada imagen cuente una historia única y auténtica.

Aquí es donde cada imagen toma su carácter final. La edición es un arte en sí misma y requiere tanto conocimiento como la toma en sí.

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No se trata de «arreglar» la foto, sino de potenciarla. Ajustes en la luz, los colores, el contraste… todo esto es parte del proceso creativo y define el estilo del fotógrafo.

Conclusión: El valor de un fotógrafo profesional

Si hay algo que quiero que quede claro con este artículo, es que la fotografía es mucho más que apretar un botón.

Detrás de cada imagen bien lograda hay conocimiento, experiencia y un ojo entrenado para ver lo que otros pasan por alto.

Si buscas un fotógrafo en Montevideo o necesitas un servicio de fotografía en Montevideo, mi consejo es que no solo te fijes en el equipo que usa, sino en su estilo, en cómo captura los momentos y en la historia que cuenta con sus fotos. Porque al final, lo que queda no es solo una imagen, sino un recuerdo que perdurará en el tiempo.

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